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domingo, 4 de mayo de 2008

¡Filósofos del mundo, uníos!, texto de Pedro Mendoza

Quiero suponer que la movida actual nos estimulará a crear un movimiento o conciencia crítica estable. Hace ya bastantes años que muchos docentes nos sentimos agredidos y devaluados, no sólo en Filosofía. Los “filósofos” podríamos hacer de catalizadores positivos o impulsores de esta nueva consciencia docente.

Deshacer la sospecha de corporativismo

Incluso si nos devolvieran las horas (y el dinero) que nos van quitando, sigue habiendo en Educación demasiada inercia que desplazar. Los demás compañeros y especialidades nos valorarán si aportamos algo a los problemas educativos comunes. Pues si sólo “existimos” cuando nos quitan horas, nadie nos va a tomar en serio. En otro documento, sugiero problemas comunes sobre los que podríamos definirnos públicamente, “como profesores de filosofía”. Ante el resto del profesorado, esto nos daría más coherencia y alejaría la sospecha de corporativismo. Pero esta imagen no se improvisa. A veces, los “filósofos” trascendemos los problemas pedagógicos cotidianos (no es cosa nuestra) y, cuando nos llega la riada, suele ser tarde. Por brevedad, incluyo sugerencias esquemáticas, numeradas.

Sugerencias

1) Debemos crear una MARCA pública, reiterada. Sea la Sociedad de Filosofía o cualquier otra. Hacer que nuestra voz se oiga. En los Centros preuniversitarios, los expertos de aula somos nosotros, no los legisladores ni los políticos, ni tampoco los padres o madres, ni los periodistas, ni los sindicalistas liberados, ni siquiera los profesores de universidad. Le “consultan” a cualquiera, menos a nosotros.

2) Hay que reducir al máximo las web comunes de encuentro. Hay demasiados blogs, todos interesantes, pero excesivos, no hay tiempo de seguirlos todos: la dispersión no es operativa. Se puede y se debe mantener el pluralismo de criterios en un mismo blog común. Distinguir bien entre a) blog de ENCUENTRO y b) todos los demás.

3) Yo iré poco a reuniones, pero ya he firmado todos los manifiestos y me he inscrito en la Sociedad de Filosofía de la Provincia de Alicante (SFPA). Por cierto, esas siglas son poco “populares”, propongo SOFIA. En otras provincias, podría mantenerse SOFIA+ inicial de provincia (pero esto es secundario).

4) Debemos apoyar a los promotores de la SFPA (Ángel Martín, Juan José Lara, Felix Arias) y a todos-as los que ya han reaccionado ahora (por ejemplo, Villena) o con anterioridad (SFPV). Distinguir muy bien entre los puntos de CONSENSO y las opiniones particulares. Los matices, para los debates internos; los acuerdos mayoritarios, a la prensa. Evitar los boicoteos cutres, mantener el respeto mutuo a las distintas síntesis teóricas, sin maniqueísmos ni descalificaciones primarias. En momentos de crisis, hay que escuchar mejor, nadie lo sabe todo. A través de nosotros, no hablan ni los Partidos ni los Sindicatos, ni las Escuelas filosóficas, hablamos nosotros mismos como docentes. Si no conseguimos esto, no hay nada que hacer, se nos pasará la fiebre y a esperar la siguiente crisis corporativa.

5) Los/as profes de Filosofía no tenemos el monopolio del sentido crítico. ¿Carecen de sentido crítico nuestros compañeros profes de Historia, Cultura Clásica, Literatura, Matemáticas, Economía, Física, Biología?... Sacar cada cinco años un comunicado apelando al crucial sentido crítico que transmitimos a nuestros alumnos en Filosofía, no parece un argumento tumbativo. Pero si emitéramos un comunicado trimestral masivo y riguroso sobre aspectos concretos del desastre educativo, quizá dentro de dos o tres años nos pedirían ruedas de prensa sin solicitarlas. Y la Conselleria, y los Sindicatos, y algunos Catedráticos de Universidad “expertos” en Educación, nos verían como “peligrosos”. Ahora, ni somos “peligrosos” ni nos consultan, ni nos consideran: simplemente nos ignoran.

6) Los Sindicatos son aliados, no hay por qué considerarlos trepas a todos. Tienen poca fuerza porque no nos afiliamos o, si estamos afiliados, no participamos. En todo caso, los sindicatos no pueden ni deben arreglarlo todo: para eso estamos los demás profes de aula, para renovar el aula.

7) En nuestros comunicados internos, avanzaremos más si somos directos, breves, y transparentes. Evitar el lenguaje mitinero o polemista: “no discutamos, calculemos” (Leibniz). Lo de menos es “tener la razón yo”, lo que importa es encontrar juntos lo que nos parece “verdadero” (Sócrates). Fuera el lenguaje insultante que aparece en algunos blogs (con seudónimos), mantener cierta estética y altura de miras. La misma que nos lleva a enseñar lo que creemos haber aprendido, la que nos impele a “volver a la caverna” (Platón).

8) No tomamos decisiones para nosotros solos, sino también para el resto de la sociedad (Sartre). Pero necesitamos crédito, y quizá lo hemos perdido con los años: hemos dejado hacer, nos hemos resignado, nos hemos abstenido… Los trabajadores de la enseñanza (no sólo Filosofía) no pintamos casi nada en el devenir legislativo, como estamos viendo hace años (con PSOE o con PP). Nos llegan las leyes, decretos y órdenes en paracaídas. Todo el mundo “opina” sobre educación en cualquier medio informativo, pero lo que pensamos realmente los profesores de aula se circunscribe a revistas que casi nadie lee o a blogs de familia. ¿Tan poca energía tenemos?

9) Sobre EpC, no hay que dar la impresión de que nos asusta educar a los ciudadanos (menores de edad). Casi toda la obra de Platón es una educación para la ciudadanía (a su manera). Esa acusación urgente de “adoctrinamiento” es una falacia (algunos acusadores llevan 2.000 años adoctrinando)…Todo el que educa, adoctrina. “No tirar papeles al suelo”, “Hablar de uno en uno”, “Pedir la palabra, no interrumpir”… Desde que entro en el aula, estoy “adoctrinando”. Los que llevamos dos décadas (o más) con adolescentes, distinguimos muy bien entre “manipular” y “adoctrinar”. Emitir doctrina no es malo. Lo antieducativo sería imponerla, enseñar sólo mis puntos de vista o dar peor nota al alumno que no piensa como yo. Pero yo no califico la ideología de mis alumnos, sino su forma de trabajar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Es imposible deshacer la sospecha de corporativismo (como pretende Pedro) teniendo como lema:
¡Filósofos de todo el mundo, uníos!

Más ajustado al propósito podría ser, quizás, este otro lema:

¡Uníos, que todo el mundo es filósofo¡

De este modo, quedaría claro que la Sociedad de Filosofía de la Provincia de Alicante no es una "sociedad de profesionales" de la filosofía, sino una sociedad abierta al público en general.

Saludos (especialmente para Pedro)
Andrés.

Anónimo dijo...

Me acabo de enterar de que hay colegios concertados en los que se da ética profesional en los ciclos formativos:

Eso sí, se llama 'Complementaria: Ética profesional y cultura cristiana'.


http://www.colegioaloya.com/


salutacions. Eduardo Vallinas

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con el primer punto.

No estoy de acuerdo respecto al segundo. Un blog es una herramienta digital para transmitir información y conocer las diferentes opiniones de un conjunto de personas. Obviamente una web debe centralizar las noticias de una Sociedad, y pronto la nuestra estará operativa (a lo largo de lo que queda de semana). Los blogs son paralelos y son fácilmente seguibles gracias a otras herramientas como google reader, o cualquier otro sistema de suscripción de los habituales (los lectores de feeds). Muy en contra de lo que dice Pedro, yo creo que la diversidad de blogs es necesaria, y son un extraordinario instrumento de transmisión de ideas (casi diría que más que las páginas web: son más versátiles, sencillos, y baratos). Obviamente para mantener un blog hay que tener tiempo y ganas, pero leerlo no ocupa más de unos pocos minutos al día (a menos que uno se ponga en plan profundo, en cuyo caso no pasa nada porque nadie lo leerá, o quizá no).

Respecto al tercer punto, no estoy seguro de que eso se pueda hacer ahora, en cualquier caso también opino que es secundario.

El cuanto punto comienza a ser más polémico. ¿La SFPV reaccionó con anterioridad o posterioridad? Respecto a lo del apoyo a los “promotores” no diré nada, dado que soy “promotor” (si lo fuera de verdad ya sería rico, y por lo tanto no pensaría en enriquecerme con la filosofía, o estaría arruinado, en cuyo caso sí pensaría en ello). Una asociación debe ser capaz de llegar a acuerdos. Esto es básico. Ahora bien, como dije en alguna ocasión, los filósofos somos difíciles de tratar, y cuesta llegar a acuerdos. Veo más factible, como en el caso de la pérdida de horas, partir del unánime desacuerdo, y luego ver qué se puede hacer. Habría que distinguir aspectos formales-institucionales (como preparar seminarios o cursos), de los propiamente filosóficos. Este es uno asunto que exige mayor reflexión por mi parte.

Respecto a la primera parte del punto quinto, estoy completamente de acuerdo, por ello hay que intentar respecto a la asociación no ser gremialista y acoger a cualquiera que desee intervenir: científicos de cualquier disciplina, poetas, escritores (que sí, los hay en secundaria también), historiadores y profes de educación física o religión, barrenderos, charcuteros, pensionistas (pero jamás habrá un club de mus ni nada de eso, espero)... ¡Incluso a los profes de CMPC, por supuesto! No entiendo por qué eso no nos permitiría ser una sociedad de filosofía, sino a lo sumo una asociación. Como dice Andrés eso eliminaría cierto gremialismo. Desde luego no sería un sindicato, preocupado por políticas de personal, por ejemplo, pero no por currículum, cosa que sí nos puede interesar y nos ha interesado. Cualquiera puede participar en un debate filosófico en tanto que ser racional, siempre que no sea sobre aspectos filológicos o hermenéuticos. Pero el hecho de conocer a filósofos no nos hace mejores que a historiadores, por ejemplo, que pueden darnos un buen repaso en lo que a pensamiento político se refiere, por ejemplo. Ésa es una tarea necesaria. (¿Existe “tumbativo"?).

Me parece muy interesante la posibilidad de emitir comunicados, realizando informes sobre temas más o menos cercanos. Ya he propuesto uno: realmente perderemos horas o no, si sale lo de la reducción horaria. Aquí, como en todo, lo que falta es alguien que se encargue de ello. Y sobre todo, a cambio de qué.

Saltaré el seis y el siete. Respecto al octavo… expone un problema importante: no es que no emitamos opiniones sobre lo que sucede en educación, sino que la diversificación productiva también afecta a la realidad educativa tanto como a la fabril. Aquí hay unos intelectuales que piensan, (normalmente pedagogos y algún filósofo con vínculos políticos normalmente), y una mano de obra que cumple lo que le llega desde los focos de inteligencia. Podemos ponernos todas las medallas que queramos respecto a nuestras resistencias, pero la realidad descriptiva es que las consultas al profesorado de secundaria son accidentales y sesgadas

Sobre el punto 9 habría que escribir un libro, así que mejor no entrar.